domingo, 28 de diciembre de 2014

Encarceladas por conducir


Sí, en Arabia Saudí, ¿dónde si no? No hay otro país en el mundo que prohíba conducir a las mujeres. O mejor dicho, ninguna ley del Reino del Desierto lo prohíbe de forma expresa, pero las autoridades sólo conceden el carné a los hombres. Así que como también son válidos los permisos de conducir del resto de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (que además de Arabia, incluye Emiratos, Kuwait, Bahréin, Qatar y Omán), la joven saudí Loujain Hathloul decidió el pasado día 1 conducir desde Dubái hasta su país con su licencia emiratí. Apenas había pisado territorio saudí, cuando los policías le confiscaron el pasaporte y el coche, mientras la retenían en el puesto fronterizo.
“Es un intento de apoyar la campaña por el derecho de las mujeres a conducir”, había explicado sobre su acción en un vídeo colgado en YouTube en el que se la ve dirigiéndose a la frontera con Arabia Saudí. Al día siguiente, también detuvieron a Maysaa Alamoudi, una amiga que acudió en su coche a llevarle agua, comida y una manta, desde Dubái donde reside. Hathloul, de 25 años, fue enviada a un correccional de menores de Al Ahsa y Alamoudi, de 33, a la prisión central de la misma localidad, en la Provincia Oriental.
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Las activistas Loujain Hathloul y Maysaa Alamoudi, en sendas imágenes difundidas por la campaña saudí por el derecho a conducir.
 Aunque no han hecho públicas las razones de esa medida, los responsables saudíes han informado a las familias de que la detención va a extenderse 25 días más. Ambas han sido interrogadas sin contar con la presencia de un abogado, aunque se les ha permitido recibir visitas de familiares y hablar por teléfono con ellos.

“Su detención forma parte de una política continuada y sistemática de hostigamiento a los activistas que defienden el derecho de las mujeres a conducir por parte de las autoridades saudíes”, denunció el Centro del Golfo para los Derechos Humanos. La web de esta ONG, que fue la primera en dar la alarma sobre la detención, fue inmediatamente censurada en Arabia Saudí.
Las dos mujeres apoyan la campaña popular contra la prohibición de conduciriniciada hace tres años al hilo de la primavera árabe, aunque el movimiento tiene sus raíces en la década de los noventa del siglo pasado. Sus organizadoras explican que la medida pone de relieve el problema más amplio de las leyes de custodia que convierten a las saudíes en eternas menores, sometidas para siempre a la supervisión de un varón, sea el padre, el hermano o el marido.
“Las degradantes restricciones a las mujeres del Gobierno saudí son una vergüenza para el país, y no para las valientes activistas que se levantan en defensa de sus derechos”, ha declarado Sarah Leah Whitson, la directora para Oriente Próximo de Human Rights Watch (HRW). Esta organización de defensa de los derechos humanos exige la inmediata liberación de ambas activistas y que se levante el anacronismo que impide conducir a las mujeres.
Según la interpretación del islam de los ulemas saudíes, permitir que las mujeres conduzcan incitaría al libertinaje. No obstante, en ningún otro país del mundo islámico existe tal prohibición, ni siquiera en los conservadores vecinos del Golfo.
Por Ángeles Espinosa.

viernes, 26 de diciembre de 2014

Ya Lala

Hamza Namira - حمزة نمرة

 

"Ya Lala" - "يا لالا"

Dedicada a Yasmin por compartirla :-)

martes, 23 de diciembre de 2014

Primavera árabe: esperanzas frustradas

Hace cuatro años la población tunecina protagonizó una revolución popular en el curso de la cual el presidente Ben Ali fue derrocado. Este acontecimiento inesperado tuvo efectos inmediatos en una parte significativa del mundo árabe, donde se registraron diversas réplicas en forma de movilizaciones antiautoritarias. En algunos casos se registraron tímidos procesos de apertura democrática, pero en otros se asistió a una peligrosa espiral de violencia que todavía no ha tocado fondo.
Transcurrido un tiempo razonable disponemos de la suficiente perspectiva para concluir que las expectativas que generó la primavera árabe se han visto defraudadas. Si bien es cierto que algunos países han emprendido una relativamente exitosa transición del autoritarismo hacia la democracia, como es el caso de Túnez (donde se ha registrado una transferencia pacífica de poder), lo cierto es que la trayectoria del resto es cuanto menos preocupante.
Algunos han optado por una vuelta de tuerca autoritaria (como en Egipto, donde un golpe militar desalojó a los Hermanos Musulmanes del poder) y otros están inmersos en conflictos por la repartición del poder ante la descomposición estatal (como Libia o Yemen) o, peor aún, se han enzarzado en guerras civiles con tintes sectarios (casos de Irak en el pasado y de Siria en la actualidad).


En estos últimos casos, ya no se cumple la máxima weberiana de que el Estado tiene el monopolio del uso legítimo de la violencia, puesto que un amplio abanico de actores no estatales se lo disputan (milicias armadas y grupos yihadistas como el Estado Islámico, el Frente Al Nusra, Ansar Al Sharía, Ansar Bait Al Maqdis, todos ellos en la órbita de Al Qaeda). Por tanto, hemos pasado de lo malo conocido (los regímenes autoritarios) a lo peor por conocer (grupúsculos yihadistas que pretenden redibujar las fronteras regionales y reinstaurar un califato islámico por la fuerza de las armas).
Una de las claves para entender el meteórico ascenso de dichos grupos es la exacerbación de las tensiones sectarias en Oriente Medio, resultado directo de la lucha por la supremacía regional que libran entre bastidores Arabia Saudí e Irán, una guerra fría que ha contaminado a Siria, Irak, Baréin y Yemen (todos ellos con importantes concentraciones de población chií). El hecho de que sean precisamente Arabia Saudí e Irán quienes pretendan convertirse en referentes para los países de la región debería encender todas las alarmas, ya que son dos teocracias que violan sistemáticamente los derechos humanos más elementales y persiguen las libertades públicas, donde la igualdad de género es una quimera y donde todo aquel que eleva la voz o disiente es perseguido de manera brutal.
La primavera árabe fue una reacción popular ante los reiterados abusos de los regímenes autoritarios. A pesar de las diferencias existentes entre los países árabes, la mayoría de ellos se caracterizan por un déficit de libertades (expresión, reunión o asociación), una sistemática violación de los derechos humanos (falta de rendición de cuentas e impunidad), una legislación restrictiva (que impide o dificulta la formación de asociaciones y partidos políticos), una patente desigualdad de género (fruto del contexto religioso, pero también de los valores patriarcales imperantes) y leyes de emergencia o antiterroristas establecidas con el pretexto de combatir las amenazas externas (casos de Egipto, Argelia, Siria y Arabia Saudí).

Cuatro años después de la primavera árabe no existen demasiadas razones para el optimismo. En Egipto se ha experimentado un retroceso generalizado de las libertades desde la llegada a la presidencia de Al Sisi. En primer lugar, los Hermanos Musulmanes, la formación que se impuso en las elecciones legislativas de 2011 y presidenciales de 2012, han sido desalojados del poder e ilegalizados bajo la acusación de haberse convertido en un grupo terrorista, equiparándole, nada más y nada menos, con Al Qaeda. Veinte mil de sus simpatizantes y dirigentes han sido encarcelados y varios cientos de ellos ya han sido condenados a muerte, entre ellos sus máximos responsables. En segundo lugar, se ha aprobado una Ley Antiprotestas para impedir que vuelvan a repetirse las multitudinarias manifestaciones de la plaza de Tahrir y 23 activistas, entre ellos conocidos blogueros y activistas del Movimiento de Jóvenes 6 de Abril, han sido condenados a elevadas penas de
prisión por cuestionarla. Por último, el Ministerio de Asuntos Sociales y Justicia ha dado un ultimátum a todas las asociaciones a que se registren conforme a la muy restrictiva Ley de 84/2002, que permite a las autoridades disolver las asociaciones, bloquear sus fondos e, incluso, encarcelar a sus responsables si representan una amenaza para la seguridad nacional.



En el caso de Siria e Irak nos encontramos con dos regímenes sectarios que tratan de instrumentalizar la heterogeneidad religiosa en su propio beneficio. El conflicto civil que sufren ambos países ha provocado que diferentes grupos no estatales disputen al poder central el monopolio del uso legítimo de la violencia. Milicias armadas y grupos yihadistas se han apoderado de partes significativas del territorio, lo que en algunas zonas implica la imposición de una retrógrada interpretación de la ley islámica o sharía y, en ocasiones, la persecución de las minorías religiosas. Cinco millones de iraquíes se vieron obligados a abandonar sus hogares en la pasada década como consecuencia de la guerra sectaria librada entre diferentes milicias armadas sunníes y chiíes. Esta cifra se ha superado ampliamente en Siria, donde nueve millones de personas, casi la mitad de la población, se han convertido en refugiados o desplazados internos. 
En Irak, los secuestros, extorsiones y ejecuciones por parte de las milicias armadas, que muchas veces actúan en convivencia con el poder central, son el pan de cada día. 
En Siria, el régimen y algunas milicias armadas practican a diario crímenes de guerra y de lesa humanidad y la guerra ya ha costado la vida a 225.000 personas.
La irrupción del Estado Islámico (Daesh) supone un nuevo factor desestabilizador. Dicho grupo, que controla ocho provincias sirias e iraquíes y que gobierna a cinco millones de personas, pretende restaurar un califato islámico. Sus prácticas comprenden flagelaciones, amputaciones, crucifixiones, torturas y ejecuciones sumarias. No sólo se aplican a sus enemigos, sino también a quienes beben alcohol, cometen adulterio o roban. El Estado Islámico ha situado en el punto de mira a las minorías confesionales con la deportación de cristianos y la eliminación de los yazidíes, pero también a los propios musulmanes, puesto que tachan de apóstatas a los chiíes y a todos aquellos que se atreven a cuestionar su delirante interpretación del islam. En este sentido merece recordarse que en los últimos meses se han perpetrado masacres entre varias tribus sunníes que se alzaron contra ellos y ejecutado a diversos ulemas que se resistieron a jurarles obediencia.


Yemen y Libia, otros dos países donde la primavera árabe prendió y sus dirigentes fueron desalojados del poder, se han adentrado en una peligrosa huida hacia ninguna parte como resultado de la descomposición del poder central.
Yemen se enfrenta a una revuelta protagonizada por los huzíes del norte que se han apoderado de la capital Saná, mientras que Libia dispone de dos Gobiernos —uno en Trípoli y otro en Tobruz— que se disputan el poder. En ambos países, las milicias armadas imponen su ley y Al Qaeda goza de significativas bolsas de apoyo. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos han denunciado masacres de civiles, así como secuestros, torturas y ejecuciones de rivales políticos, muchas veces basados en criterios tribales o sectarios, crímenes que quedan impunes ante la creciente anarquía.












Si bien es cierto que este diagnóstico puede parecer excesivamente sombrío, también lo es que existe una profunda desafección hacia las élites dirigentes en el conjunto del mundo árabe que podría servir de detonante para nuevasmovilizaciones populares. No debe olvidarse que el pan, la libertad y la justicia social que demandaban los manifestantes hace cuatro años siguen siendo asignaturas pendientes que podrían traducirse en una segunda ola revolucionaria.

Ignacio Álvarez-Ossorio es profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Las mujeres iranies prosiguen sus rebeliones cotidianas

Hace unos meses escribimos a propósito del proceso de cambio social que se vive en el Irán de Hassan Rohani, una revolución tranquila que están protagonizando las mujeres (sobre todo las más jóvenes). Entonces nos referíamos a un vídeo grabado por un grupo de chicos, que decidieron interpretar la canción Happy, de Pharrell Williams, en las calles de la capital iraní.
La detención y condena de aquellos chavales desató una oleada de apoyo fuera de Irán pero también dentro del país, donde se repitieron grabaciones parecidas (en muchas de ellas tapando los rostros de los protagonistas para no ser identificados). No importa. Desde entonces, se sucede la grabación y difusión de vídeos en los que se combinan tres circunstancias: El cuestionamiento de las reglas de vestimenta (con el gesto simbólico de prescindir del hiyab y enseñar en cabello); la presencia del baile en la esfera pública; y el papel que juega la música -tanto autóctona como extranjera- en la difusión de estas rebeliones cotidianas.
En los últimos días, a través de la página de Facebook Stealthy Freedom se han difundido algunas de las últimas muestras de que las cosas pugnan por cambiar en ciudades como Teherán, donde un vagón de metro se convierte en el lugar elegido por una chica para ejecutar unos pasos de baile en mitad del estupor del resto de viajeras [evidentemente, este vídeo se filmó en el vagón ocupado sólo por las mujeres]:


En otro vídeo, que se puede ver en el grupo de Facebook My Seatlhy Freedom, una mujer, vestida a la manera islámica, interpreta una canción en lo que parece un pasillo de un centro comercial, un hecho insólito si se tiene en cuenta que las mujeres no pueden cantar en público. Lo curioso es que, según se aprecia en el vídeo, las personas que rodean a la mujer no sólo acompañan su cántico con las palmas, sino que le dedica un aplauso cuando concluye su interpretación y abandona el banco en el que estaba sentada:

En otros, mujeres, sobre todo jóvenes, se graban desde sus casas en protesta por la decisión de algunos diputados de demandar a Rohaní que actúe contra las mujeres que, según sus estandartes morales, comenten sacrilegio al cantar en público:


En otros, mujeres, sobre todo jóvenes, se graban desde sus casas en protesta por la decisión de algunos diputados de demandar a Rohaní que actúe contra las mujeres que, según sus estandartes morales, comenten sacrilegio al cantar en público:



Irán afronta estos días la última fase de las negociaciones con el Grupo 5 + 1 (China, EEUU, Rusia, Francia, Reino Unido y Alemania) con el objetivo de limitar su programa nuclear, que estaría limitado a actividades civiles durante al menos un año. Los países que negocian se han dado de plazo hasta junio de 2015 para llegar a un acuerdo definitivo: “La extensión (de las negociaciones, pactada esta semana en Viena) es hasta el 30 de junio, pero hay un compromiso claro para aprovechar el impulso actual y lograr un acuerdo mucho antes”, según fuentes diplomáticas de la UE citados por EFE.
Este acuerdo es fundamental para impulsar el propio crecimiento del país [Rohaní explicitó: “Hoy nadie en el mundo duda de que Irán deba tener tecnología nuclear incluido el enriquecimiento en su propio suelo y nadie duda de que las sanciones se deben eliminar”] y como condición para levantar el embargo que rige sobre la exportación de crudo de Irán, que ha redescubierto su potencial como destino turístico tras una política de aislamiento que arrancó con la Revolución islámica liderada por Jomeini.


REBLOGGEADO DE http://llegalaultima.wordpress.com/2014/12/04/las-mujeres-iranies-prosiguen-sus-rebeliones-cotidianas/

Irán: Las mujeres se significan

Conocer la realidad política, económica y social de Irán presenta dos graves problemas: por un lado, la tendencia de la prensa occidental a exagerar las informaciones negativas que proceden del país; y por otro la cerrazón del régimen iraní, que adoptó la estrategia de la autodefensa de todo lo que procediera del exterior.
El hecho de que, finalmente, los islamistas fueran los que, al final, capitalizaran la revolución que derrocó al sha (en la que colaboraron fuerzas tan dispares como los comunistas iraníes y los sectores laicos y liberales), no hizo aumentar la histeria hacia cualquier elemento de contaminación liberal, algo que se profundizó con la guerra Irak-Irán (en la que EEUU y otros países europeos jugaron un papel esencial) y que no ha hecho sino retroalimentarse.
Sin embargo, el país se mueve, como demostró la “revolución verde” que, durante 2009, dio respuesta a las sospechas de irregularidades electorales en la celebración de las elecciones presidenciales  que volvieron a dar el poder a Mahmoud Ahmadinejad, el presidente saliente y verdadera bestia negra de Occidente por sus afirmaciones sobre el holocausto judío y, muy especialmente, por su intención de fabricar uranio empobrecido  en centrales nucleares.
La movilización acabó con una fuerte represión en los núcleos urbanos pero finalmente resurgió en las elecciones presidenciales de 2013 que acabó con la victoria de Hasán Rouhaní, percibido con un líder moderado y aperturista. Bajo su mandato, se ha producido gestos aperturistas del país hacia el mundo:
  • Primero, se produjo la primera llamada entre mandatarios de EEUU y de Irán  desde la Revolución islámica de Jomeini.
  • Teherán es uno de los actores clave -junto a Rusia- en el cambio de posición en torno a la guerra de Siria, sobre todo en agosto de 2013, cuando Reino Unido y EEUU se mostraron dispuestos a una intervención militar en respuesta al asesinato de civiles con agentes químicos, matanza atribuida al régimen de Al-Assad
  • El país lleva meses inmerso en las negociaciones a seis (Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido y Alemania) sobre el programa nuclear iraní. Sobre la mesa figura la posibilidad de reducir el uranio enriquecido que posee el país, rebajar otras actividades de su programa atómico y aceptar inspecciones más detalladas de la ONU, medida que conllevaría la retirada de sanciones que está destrozando la economía iraní. Precisamente estos días, Rohaní, tras reunirse en Shanghái con su homólogo chino Xi Jinping, aseguó que ve posible alcanzar un acuerdo definitivo sobre su programa nuclear con el grupo 5+1 para antes del 20 de julio.
Sin embargo, el éxito de la “revolución verde” se percibe en otros aspectos si, queremos, más mundanos pero que explica la pulsión evidente entre lo que podemos denominar los dos países que definen Irán:
  • Por un lado, está el país ultraconservador, partidario de mantener la aplicación de la ley islámica en los términos en los que se venía aplicando en los tiempos de Ahmadinejad y que se traduce el conservadurismo extremo, algo que se percibe, sobre todo, en el papel que ocupan las mujeres en el espacio público. Su presencia es evidente en bazares y los barrios más alejados de los centros turísticos de las ciudades (es previsible que también ocurra en las zonas más rurales).
  • Por otro, el Irán aperturista que se percibe en ciudades como Teherán, Shirav o Isfahan representan los jóvenes menores de 25 años y que es muy evidente en su forma de vestir (sobre todo, la de las chicas, muy occidentalizadas y que juegan hasta el extremo con la norma de tapar su cabello en los lugares públicos y lucen maquillajes llamativos). También en su actitud con el extrajero, al que se acercan para chapurrear algunas palabras en inglés y a los que no dudan en preguntar sobre su país de origen o sus opiniones sobre Irán.
Es en estos segmentos de población en los que están apareciendo expresiones que confirman que el poder de los Ayatollahs, y el régimen construido en torno a su visión del Islam, está siendo cuestionado precisamente por jóvenes y mujeres, que son los bastiones del cambio que se percibe en las calles de las grandes ciudades iraníes y que se nota en librerías, cines, etc.
Hace unos días, las agencias de noticias informaron de la detención de seis jóvenes iraníes por grabar un vídeo en el que aparecían versionando la canción Happy, del cantante Pharrell Williams, en calles de Teherán. Los cargos contra ellos remiten a que se trata de “un ataque contra la castidad en público”. Las mujeres aparecen sin velo, con ropa que no cumple la estricta normativa islámica (deben cubrir sus nalgas, y la parte superrior de sus muslos) bailando la canción occidental (pese al bloqueo de todo lo que proceda de industrias culturales de países infieles) en varias calles, viviendas y tejados de la capital, Teherán. Además, lo hacían con varones, una violación del más estricto código de comportamiento islámico:


Los seis jóvenes quedaron en libertad, a la espera de juicio, y, aunque se les confiscó móviles y aparatos electrónicos, el vídeo se ha difundido a través de Internet. También se pueden ver otros vídeos parecidos, con versiones del mismo tema musical:



Días antes, The Guardian informó de la campaña abierta en My Stealthy Freedom por una mujer iraní residente en el extranjero para que mujeres iraníes se retrataran sin pañuelo. La página, en el momento de elaboración de este post, contaba con 400.000 seguidores y mostraba decenas de fotografías de mujeres iraníes que, con discreción, se habían retratado con el pelo al aire. Tanto es así que su creadora, la periodista iraní Masih Alinejad, fue amenazada de muerte
Iran
El desafío es tan fuerte que, desde sectores conservadores se ha respondido en la calle y a través de la red. En Facebook, defensores del uso estricto del hiyab abrieron una página, La verdadera libertad de las mujeres en Irán, para defender la tradición frente “frente a los extranjeros y mercenarios que desde la otra parte del mundo dan recetas a las mujeres iraníes y hacen campañas para eliminar el hiyab” conp la ayuda de servicios de espionaje extranjeros. Defienden lo que califican de “movimiento de libres mujeres de Irán islámico que se ha levantado contra la cultura de nudismo del Occidente” y plantean cuestiones como ésta: “El 93 % de las violaciones a las mujeres son a mujeres y chicas con mal hiyab. ¿A ustedes les parece que el significado de estas estadísticas no está claro”.
Sin embargo, y a pesar de los esfuerzos de las autoridades, parece que el cambio está en marcha en el Irán urbano y ese cambio de palpa en las calles, donde se escucha música occidental en móviles y vehículos, y en rasgos tan inmateriales como la curiosidad hacia el extranjero.

Rojda dedica una desgarradora canción a Şengal

Un foto del éxodo de los kurdos yazidies hacia el monte Sinyar
La cantante kurda Rojda dedica una canción a la tragedia de los kurdos yazidies en Sinyar. He aquí el primer párrafo traducido al castellano.
Şengal/Sinyar
- Gazî dikin qêrîn dikin, kes dengê wan nabîsê
Gritan y piden auxilio, nadie oye sus voces
- Birçî mane tazî/tî mane, serê çiya bê mecal mane
Hambrientos, desnudos/sedientos y atrapados en la montaña
- Birîndar e birîndar e #Şengalê birîndar e
Dolida dolida Sinyar está dolida
- Birîndar e birîndar e #Kobanî birîndar e
Dolida dolida #Kobanî está dolida
- Birîndar e birîndar e #Rojava birîndar e
Dolida dolida #Rojava está dolida