domingo, 28 de septiembre de 2014

Conversación con dos feministas egipcias

Sally Zohney (@sallyzohney) y Mona Eltahawy (@monaeltahawy) sentadas para una amplia charla sobre los derechos de las mujeres en Egipto.
SZ: Pero ¿por qué? ¿Son los cuerpos de las mujeres, los bebés de las mujeres? Ella se convirtió al islam, ella se convirtió al cristianismo, ella es virgen, ella no es virgen... ¿Por qué son las mujeres, por qué no los niños?
ME: Son las mujeres porque tiene que ver con el sexo, tiene que ver con nuestros cuerpos, y tiene que ver con el futuro, porque el futuro sale de nuestro vientre. Y si tú controlas a las mujeres, controlas el futuro. Cuando me pongo muy dura con esto digo que nuestro vientre es una cinta transportadora - como en una fábrica -  del futuro. Así quien dirige la fábrica tiene que dirigir nuestro vientre. Y esto no solo pasa en Egipto, quiero decir que yo vivo en Estados Unidos y ocurre con los cristianos fundamentalistas allí. En Israel ocurre con los judíos ultra-ortodoxos que quieren sentar a las mujeres en el fondo de los autobuses. En India ocurre con los ultra-nacionalistas hindúes de los grupos del ala derecha. Y así sucesivamente. Todo es sobre nuestras vaginas y nuestros vientres, y ellos siempre quieren controlar nuestras vaginas y nuestros vientres, porque todo es sobre la sexualidad y el producto de esa sexualidad.
SZ: ¡Y nosotras les dejamos!
ME: Esa es la cuestión: ¿por qué les dejamos?
SZ: Tengo algo que preguntarte. Estoy segura de que, estando en Estados Unidos mucho tiempo, o fuera de Egipto, la gente siempre te dice "no eres egipcia, ¿por qué hablas sobre las cuestiones de las mujeres egipcias? ¿Por qué te importa?". Si estás viviendo fuera, teniendo una vida mejor que aquí, ¿por qué te merece la pena volver aquí si la gente siempre te dice estas cosas?
ME: ¡Porque soy terca! ¡Porque me gusta luchar! No, no, Egipto es una parte central y muy profunda de quien soy. Quiero decir, he vivido en cinco países. Nací en Egipto, crecí entre Reino Unido y Arabia Saudí. Dejé Egipto cuando tenía 7 años, volví cuando tenía 21, me quedé durante 10 años. Voy a cumplir 45 este verano y he vivido en Egipto unos 18 años y medio y en Arabia Saudí durante seis años y medio - así que más de la mitad de mi vida la he pasado en la región. También he vivido en Jerusalén, en Israel durante un tiempo. Y ahora vivo en EE.UU.
Todos estos países obviamente han tenido un impacto en quien soy. Pero el país donde más tiempo he vivido ha sido Egipto, y es el país con el que más he luchado en relación a cómo me identifico como una egipcia. Debido a que me fui con 7 años y volví con 21, me perdí algo. Cuando regresé, tuve que decidir por mí misma lo que significaba ser egipcia sin pasar por el sistema escolar, sin pasar por el proceso de culturización que pasa mucha gente de aquí. Ser egipcia para mí es una lucha de identidad diaria. Ha sido una elección consciente para mí, como alguien que elige una nueva religión. Me hice periodista muy pronto cuando volví a Egipto, ya era feminista viviendo en Arabia Saudí, así que todas estas cosas unidas formaron lo que significa para mí ser egipcia. Pero siempre fui una mujer egipcia fuera de Egipto. Es como si tuviera un pie dentro y un pie fuera, y es lo que quiero intentar en mis escritos. También es lo que me sigue interesando de Egipto, porque tuve que pelear con ello en mi camino. Y cuando la gente me dice "no eres egipcia, no vives aquí" - esta idea de que alguien es propietario de una identidad o propietario de una revolución me parece ridícula. Aquí es donde mi interior testarudo me golpea y dice "vete al infierno, seré lo que yo diga que soy".
SZ: Has dicho algo muy interesante. "Ya era feminista". Porque la gente me pregunta "¿Cómo te hiciste feminista?", y yo no entiendo cómo puedo responder a esa pregunta. Cómo dices "Vale, ahora me doy cuenta de que los derechos de las mujeres es mi principal pasión. Soy feminista". ¿Cómo ocurrió?
ME: Bueno, para mí fue Arabia Saudí. Yo digo que es una broma. Pero realmente no es una broma, es bastante triste y cierto que como mujer en Arabia Saudí tienes dos opciones: puedes volverte loca o volverte feminista. Yo empecé a volverme loca muy pronto cuando nos mudamos a Arabia Saudí, y el feminismo me salvó. Era una feminista traumatizada. Mudarme a Arabia Saudí desde Reino Unido, como chica de 15 años que era, a esa sociedad extremadamente misógina y patriarcal. ¡De verdad creí que me estaba volviendo loca! Realmente me volví loca. Caí en una depresión muy profunda durante varios años en Arabia Saudí. Y entonces descubrí las publicaciones feministas.
SZ: ¿Es fácil encontrarlas allí?
ME: No sé cómo ocurrió. Debí tener algún profesor que era un renegado de su género. Cuando empecé la universidad, en las estanterías de la biblioteca encontré una sección de literatura feminista, y fue como un oasis para mí - por usar un tópico - un oasis en el desierto. Todas esas escritoras feministas que pusieron palabras a todas esas luchas que yo tenía en mi interior. Porque yo podría mirar a mi alrededor y decir "¿Qué es esto? ¿Cómo pueden estos hombres hacer esto? ¿Cómo pueden decirme qué hacer y qué pensar y qué decir?". Me hice una promesa a mí misma de que nunca más escucharía a un hombre hablando acerca  de religión. Dije: eso es, no voy a escuchar a esos hombres, no voy a dejarles que me digan qué pensar. Y así ocurrió, estaba muy enfadada. Creo que mi feminismo está muy profundamente alimentado por el enfado. ¿Cómo fue para ti?

SZ: Fue gradual. Soy la hermana mayor de un hermano menor. Y como en cada familia egipcia, él - el hijo - no tiene que estar en casa a medianoche, pero yo sí. ¡Y soy la mayor! Cuando quise un coche fue todo un proceso de convencer a mi familia de que podía cuidar del coche yo misma. Para él fue su regalo sorpresa de cumpleaños. Entonces, cuando decidí irme a vivir a Líbano a hacer mi máster, mis padres estaban de acuerdo pero mi familia decía "Oh, Dios mío, ¿tu hija de veinte años en Líbano? ¿En Beirut? ¿No ves las películas? ¡Es una locura! ¿Por qué? ¡Ella puede hacer su máster aquí!". Y yo decía "no, lo haré allí". Ahora tengo incluso más presión, porque tengo veinti-algo pero no me quiero casar. ¡No me quiero casar! Y la gente sigue diciendo "¡Ya basta! ¡Hiciste lo que querías! Tienes un buen trabajo, tienes una buena carrera profesional, ¡eres adulta! ¡Suficiente, cásate!". Gente diciéndote qué hacer, todo el tiempo, con cada decisión personal. Ese ha sido mi motivo. Y después, por supuesto, la revolución. Pero ¿cómo tratas con cada periódico, periodista e investigador extranjero que viene y pregunta "¿Qué piensas de las mujeres que fueron a protestar a la plaza Tahrir? Esos extraterrestres que aterrizaron en la luna y caminaron con los hombres. ¡Lado a lado!" ¿Cómo tratas con esas preguntas?
ME: Es una oportunidad para coger el estereotipo y darle la vuelta, para tratar realmente los problemas. Es una oportunidad de decir: Sí, hay profundos problemas en la sociedad egipcia y en el mundo árabe respecto a los derechos de las mujeres y la discriminación, pero esas mujeres (las manifestantes) me dan esperanzas porque salieron a la calle y protestaron. Soy feminista desde hace años - es como una obsesión para mí - y entonces llegó la revolución y este gran experimento, la revolución y el feminismo,  fueron como el potasio y el agua. Cuando están juntos, hacen una maravillosa explosión morada.



Para saber más sobre la revolución feminista de la plaza Tahrir de Egipto, os recomiendo ver estos vídeos:

Words of Women from the Egyptian Revolution - Sanaa Seif (trailer)

4 comentarios:

  1. Me interesa muchísimo el tema del feminismo en la cultura árabe, ¡gracias por compartir! Tenemos que dar difusión a la riqueza de las culturas, no quedarnos en el estereotipo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola!
      A mí también me interesa mucho y creo que es muy importante compartir con los occidentales todas las opiniones de las mujeres árabes para que se tengan en cuenta y se sepa que existen y que no están calladas ni sumisas.
      ¡Gracias por tu comentario! :-)

      Eliminar