Coexistencia pacífica

La convivencia o coexistencia en tierras hispánicas de cristianos, musulmanes y judíos supuso un enriquecedor intercambio de elementos culturales entre los tres grupos.  En los primeros siglos de la Edad Media, los mozárabes que emigraron a las tierras cristianas del norte aportaron ideas propias del mundo islámico. Esta unión entre culturas tuvo gran parte de su desarrollo con la creación de la Escuela de Traductores de Toledo a principios del siglo XIII. Gracias a ella, los cristianos pudieron conocer mejor el pensamiento oriental y griego, recogido por los árabes.

Esta convivencia está reflejada de muchas formas en la cultura actual. En el arte, por ejemplo, se aprecia la diferencia entre arte románico, gótico y mudéjar. Los mudéjares eran una minoría formada por musulmanes “sometidos”, integrados en la sociedad cristiana con sus propias normas, religión y costumbres.

Sin embargo, en cuanto a la estructura de las clases sociales, queda bastante claro que el poder en Al-Ándalus iba a estar siempre de manos de los árabes, a pesar de que estaban en minoría con respecto a los autóctonos. 

Los beréberes eran la mayoría de los musulmanes que conquistaron la península. 

Los muladíes formaban gran parte de la población, eran los cristianos conversos al Islam. 

Los mozárabes eran hispanos que mantuvieron sus costumbres y que vivieron bajo el dominio árabe.  Hablaban en latín y romance, además de árabe. 

Los judíos eran los menos numerosos, por lo tanto, a veces marginados.

Cabe destacar la convivencia en la ciudad de Toledo, conocida por sus juderías, barrios judíos con sus propias sinagogas, escuelas, comercios, etc. Incluso se llegó a conocer a Toledo entre los judíos como “la Jerusalén de Sefarad”. También Córdoba fue una ciudad importante, sobre todo en la época del Califato, en la que el clima de paz imperaba.